Según la leyenda urbana, un videojuego nunca antes visto
apareció en varias salas de juegos de los suburbios de la ciudad de Portland
(Oregón), conocido como Polybius. Supuestamente, el juego fue fabricado por una
empresa llamada Sinneslöschen (en alemán ‘pérdida de los sentidos’) y
programado por Ed Rottberg. En el juego, el jugador manejaba una nave que
disparaba a una serie de enemigos mientras las fases se desarrollaban con una
temática tipo puzzle. Así mismo, todos los testigos coincidían en que una particularidad
del juego era que la nave no se movía con el mando, sino que la pantalla rotaba
alrededor de la nave. El juego constituía una revolución en aquella época, y su
aspecto gráfico, de colores vivos y abundantes efectos luminosos, fue una gran
atracción para todos los jugadores de videojuegos.
Al poco tiempo el juego se hizo muy popular, hasta llegar al
punto de producir adicción en algunos jugadores. Siempre se formaban largas
colas para poder jugar. Los relatos de las personas que tuvieron la oportunidad
de jugarlo hablaban de combinaciones de luces estroboscópicas y gráficos, que
contenían mensajes subliminales. El juego producía afecciones neurológicas en
los jugadores, como mareos, tics nerviosos, vómitos, pérdidas de memoria,
alucinaciones auditivas y ópticas, ataques epilépticos y terrores nocturnos.
También aseguraban ver caras fantasmales por el rabillo del ojo recorriendo la
pantalla del juego a una velocidad casi imperceptible, así como mensajes que
incitaban al suicidio o al conformismo, tales como "Kill yourself"
(mátate), "No imagination" (sin imaginación), "No thought"
(no pienses), "Conform" (confórmate), "Honor apathy" (honra
la apatía), "Do not question authority" (no cuestiones a la
autoridad) o "Surrender" (ríndete). Muchos afirman haber oído voces y
lamentos entremezclados con el fortísimo y confuso sonido del videojuego.
Curiosamente, el juego al principio provocaba una gran
adicción, para después generar un odio visceral al mismo. Los jugadores
olvidaban en qué consistía el juego de forma escalonada, por lo que hoy en día
es casi imposible encontrar un testimonio de alguien que haya conseguido jugar
y lo recuerde a la perfección.
Cuando se cerraban las salas de juegos, algunos testigos
afirmaban ver a dos hombres con trajes negros que entraban a hablar con el dueño de la sala
y tomaban notas acerca de los efectos del videojuego. Esto acrecentó la
sospecha de que la máquina pertenecía al Gobierno estadounidense.
La leyenda incluía una anécdota acerca de que Hombres de
Negro se habían olvidado de salir del menú de opciones de la máquina, y en la
pantalla habían parámetros tales como
· terrores nocturnos,
· amnesia,
· alucinaciones auditivas y
· mensajes subliminales.
Finalmente, la prensa local de Portland hizo eco del
fallecimiento de un jugador que sufrió un ataque epiléptico mientras jugaba. Al
día siguiente, empleados de la compañía, vestidos como siempre de negro, acudieron
a todas las salas en donde se había instalado el juego y se llevaron todas las
unidades, haciéndolo desaparecer para siempre.
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