El de Lair es un caso en el que incluso los desarrolladores
tras el juego llegaron a pensar que pasaba algo raro. El presidente de Factor
5, la compañía que estaba desarrollando Lair, llegó a afirmar: "yo no creo
en fantasmas, pero este [juego] está maldito".
Durante su desarrollo un número altísimo de los miembros del
equipo sufrieron problemas médicos y emergencias familiares; el juego
desapareció inesperadamente del E3 en el que se iba a mostrar; y mientras se
estaban grabando los discos maestros del juego (a partir de los cuales se
producen las copias para su venta) ocurrió un gran apagón en el estudio, como
si Lair intentara negarse a toda costa a ser terminado.
El juego recibió críticas muy negativas y no fue lo que se
dice un éxito de ventas; por si fuera poco, la distribuidora de Factor 5, Brash
Entertainment, entró en bancarrota poco después del lanzamiento de Lair. Factor
5 quedó en una situación financiera muy complicada que finalmente condujo a su
desaparición pocos meses despúes. Así desapareció un estudio recordado por
títulos como Turrican y Rogue Squadron: la maldición de Lair pudo con ellos.
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