Cualquier elemento relacionado con la Nintendo Entertainment
System, más conocida simplemente como “la Nintendo”, despierta una nostalgia de
unos cada vez más lejanos finales de los años 80 y principios de los 90, donde
muchos pasaron su infancia o adolescencia pegados a un televisor de tubo
disfrutando con los hoy míticos juegos.
Nintendo quiso reencontrarse con ese grupo con la puesta a
la venta de la nueva NES Classic Mini, anunciada en verano y que se ha puesto a
la venta esta semana. Por 59 dolares ponía una versión con hardware renovado
capaz de soportar las nuevas tecnologías de nuestros televisores de hoy en día.
Incluye también 30 juegos, esta vez soldados en la propia placa de la consola
en vez de en los míticos cartuchos de antaño.
Nintendo sabía que sería un éxito asegurado, pero quizá no
un éxito tan grande. En menos de un minuto todas las existencias a la venta por
Amazon en Estados Unidos estaban agotadas. En España también se ha agotado en
casi todas las tiendas, y los revendedores están haciendo su agosto en
plataformas como eBay o Wallapop, donde su precio ya duplica y triplica el
original.
La NES Classic Mini está siendo un éxito asegurado en todos
los países donde está a la venta, y Nintendo ya ha anunciado que están
redoblando sus esfuerzos para producir más. No solo eso, también anunciaron que
añadirán más juegos próximamente.
Pero no todos los fans de la compañía nipona han recibido
con agrado el anuncio o el lanzamiento. Algunos ven excesivo el precio para
algo que podían tener “gratis” a través de emuladores desde hace más de una
década, una crítica injusta para muchos otros. Lo que sí parece ser una crítica
más extendida y con más fundamento es que los mandos tiene un cable demasiado
corto. Y es que ya no jugamos pegados a un televisor de 14 o 21 pulgadas como
hace dos o tres décadas, ahora lo hacemos con mandos inalámbricos en
televisores varias veces más grandes y desde mucha más distancia.
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