Hace mucho que los videojuegos dejaron de ser un mero
pasatiempo plagado de obras simples cuyos guiones podrían ocupar una
servilleta. Hoy en día, se cuentan por cientos las experiencias que intentan ir
un poco más allá y generar emociones en el jugador. Hoy toca recopilar algunos de los videojuegos con mayor
carga emocional y que podrían hacer llorar a cualquiera.
Brothers: A
Tale of Two Sons
El trabajo de Starbreeze Studios fue todo un ejemplo de cómo
cuajar una historia íntima y directa al corazoncito del jugador. Con una
mecánica jugable tan original como bien pensada (aunque algo complicada en
origen, tiene todo el sentido del mundo), controlaremos a cada uno de estos dos
hermanos con cada stick del mando.
Lo que queda es la historia de la búsqueda del medicamente
necesario para curar a su padre enfermo. Una fábula para todos los públicos.
Seguimos esperando, por cierto, ese Hazelight con Josef Fares, director y
escritor de Brothers: A Tale of Two Sons, al mando.
Shadow of
the Colossus
Tanto ICO como este, los dos juegos del Team ICO, a falta de
ese cercano The Last Guardian, tienen una sensibilidad especial. Aquí, lo que
parece una aventura a lo The Legend of Zelda salteada de enemigos gigantes,
termina siendo mucho más.
Desde la premisa de la aventura de nuestro héroe hasta la
actitud de los Colosos, cada paso en esta historia está impregnado de esa
esencia melancólica tan propia de la obra de Fumito Ueda y compañía. Cierto
suceso, que en cualquier otro juego pasaría desapercibido, aquí termina
revolviéndote por dentro.
The Last of
Us
Con esta obra maestra de Naughty Dog no hablamos del típico
juego lacrimógeno. La historia de Joel y Ellie es la de un mundo arrasado por
una pandemia pero, sobre todo, es la de dos personas que no tienen nada ni
nadie a lo que agarrarse. Uno de los videojuegos más humanos de los últimos
tiempos, fuertemente inspirado por obras como “La carretera” de Cormac
Mccarthy.
La pareja protagonista es, por méritos propios, una de las
más memorables de la historia del videojuego y, debido a su profundidad y
química, serán varias las ocasiones que, según lo que les ocurra, nos pondremos
al borde de la silla, mordiéndonos las uñas. Memorable.
Red Dead
Redemption
Los videojuegos de Rockstar siempre han sido obras tan
mastodónticas como sobresalientes pero, si hubiera que ponerse sumamente
crítica, las historias narradas pocas veces se alejan de clichés y lugares
comunes. En ese terreno, Red Dead Redemption sigue siendo su obra más redonda y
efectiva.
La historia de redención de John Marston podría ocupar el
mejor western de Sergio Leone o Clint Eastwood pero gana en dimensión y
posibilidad de empatizar con un protagonista que no lo tendrá nada fácil. Su
recta final sigue siendo uno de los momentos cumbre de la industria del
videojuego y un fragmento sumamente emocionante.
Final
Fantasy VII / Final Fantasy X
Los grandes Final Fantasy, de los que hace tiempo que no
tenemos demasiadas noticias (crucemos los dedos por Final Fantasy XV, a la
vuelta de la esquina), siempre han sabido presentar historias con una potente
carga sentimental. Pero si hay dos que merecen ser destacados, esas son las
entregas protagonizadas por Cloud y Tidus, respectivamente.
El momento cumbre, en lo emocional, del primero es casi de
conocimiento público pero, repetimos, no encontraréis spoilers en esta lista.
Dos de las aventuras con más personalidad de una franquicia que ha dado mucho y
muy bueno a la industria.
To the Moon
Este experimento independiente es uno de los videojuegos más
conmovedores de los últimos años. Que el objetivo del juego no sea otro que
cumplir el último deseo de un anciano, ya en su lecho de muerte, poco después
de que muriera su mujer, ya nos pone al borde de la lágrima.
En lo visual y lo jugable, un título muy austero que
recuerda a los RPG de los ochenta. Pero es en su mensaje y en cómo plasma
emociones con un puñado de píxeles donde está la magia de To the Moon. Un juego
tan humilde como especial.
The Walking
Dead Season 1
Después de numerosos lanzamientos, Telltale Games puso su
nombre en el radar de muchos jugadores gracias a la primera temporada de The
Walking Dead, pionera en ese estilo tan particular de contar historias del
estudio californiano.
El desenlace de la historia de Clementine y Lee sigue siendo
uno de los momentos más intensos de los presentados en todos los juegos del
estudio. De nuevo, el videojuego aprovecha la empatía del jugador para con la
pareja protagonista y envía un golpe donde más duele. Un final difícil de
olvidar.
Metal Gear
Solid 3: Snake Eater
Quizá la obra de Hideo Kojima no sea lo ideal si uno quiere
experiencias que lacrimógenas pero, en mi caso, fue la tercera entrega de la
saga Metal Gear Solid el único juego que me ha hecho llorar.
Su tramo final condensa la resolución de varias tramas en
las que las traiciones, el honor y el deshonor tienen mucho que ver. Llegan dos
golpes muy seguidos que, si hemos conectado con los personajes y su historia,
será fácil que nos dejen muy descolocados. Uno de los mejores tramos finales de
la historia del videojuego.
Lost
Odyssey
El de Mistwalker es, para muchos, uno de los últimos grandes
J-RPG de la industria y uno de los herederos más dignos de la antigua
Squaresoft. Eso y ser uno de los últimos proyectos destacables de la leyenda
Hironobu Sakaguchi ya es motivo suficiente de tristeza pero, sin duda, hablamos
de un juego con una potentísima carga emocional. La historia de Kaim es de esas
que no se olvidan fácilmente (y no, esto no es una broma relacionada con la
amnesia del personaje).
Precisamente esa amnesia es la desencadenante de muchos de
los momentos más profundos y emocionantes de la historia: poco a poco iremos
descubriendo qué le ocurrió a Kaim en el pasado y, como suele ocurrir,
comprobaremos que el paso del tiempo es tan severo como inexorable.
Life is
Strange
Después del aceptable Remember Me, Dontnod nos impresionó a
todos con Life is Strange, el que posiblemente sea el mejor aprendiz del The
Walking Dead de Telltale Games. Y es que la historia de Max, una joven que
descubre que puede controlar el tiempo, sabe tocar la fibra sensible.
Uno de sus principales valores es saber retratar la época
adolescente sin caer en clichés y maniqueísmos pero, más allá, hay mucho. Su
relación con Chloe vertebra una historia con tintes sobrenaturales que regala
momentos impagables. Cierta escena del tercer capítulo es de esas que provoca
que te pares a pensar y a asumir lo ocurrido.
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